Muy sobrado se presentó en redes el líder nacional de Morena, Mario Delgado, haciendo mofa de un portal de la oposición que pidió ayuda económica a la comunidad para seguir subsistiendo. Delgado disfrutó de la situación y les mandó unos pesos depositados a la cuenta necesitada de subsistencia. Por supuesto se burló con esa actitud de quien lanza unas monedas al piso, y todavía terminó diciendo: para que sigan golpeando a la 4T. Su postura miserable pronto fue vapuleada en redes sociales, donde habitan ahora las ideas de los políticos. Mejor debería dedicarse a arreglar sus asuntos internos. La diputada Adela Ramos denunció a Mario Delgado y la senadora Citlalli Hernández, secretaria general del partido, nada menos que por violencia política de género, la aberración que Morena descalifica. “El sometimiento a que nos obligan, la opresión y represión debe de acabar, ya basta de tratarnos con tanta hostilidad”, reveló su propia compañera de partido. La bancada debería apoyarla, pero el dinero calla bocas. Con esa soberbia, Mario Delgado demuestra que no quieren militantes, sino acatadores de directrices. La gente no olvida que el hoy altivo Delgado fue secretario de Finanzas de la CDMX previo a la tragedia de la Línea 12, con, entre otros delitos, otorgar concesiones sin licitación.
La guerra en la Franja de Gaza tiene de rehenes a varios mexicanos a miles de kilómetros del territorio nacional. Pero también ha traído también víctimas colaterales. El tema se volvió botín político y los peor parados han sido desde el presidente, el líder nacional de Morena, hasta sus seguidores, quienes no saben de qué lado ponerse. El 12 de enero de 2009, Claudia Sheinbaum escribió en una carta al Correo Ilustrado de La Jornada: “Por mi origen judío, por mi amor a México y por sentirme ciudadana del mundo, comparto con millones el deseo de justicia, igualdad, fraternidad y paz, y por tanto, sólo puedo ver con horror las imágenes de los bombardeos del estado israelí en Gaza… Ninguna razón justifica el asesinato de civiles palestinos… Nada, nada, nada, puede justificar el asesinato de un niño. Por ello me uno al grito de millones en el mundo que piden el alto al fuego y el retiro inmediato de las tropas israelíes del territorio palestino”. Lo que no cuadra es que ya en tiempo real, con la guerra encima, y mexicanos tomados como rehenes, ni ella ni su equipo hayan emitido su postura inmediata ante la crueldad. Estaba obligada a reaccionar de inmediato y no lo hizo. Xóchitl Gálvez si lo aprovecha, pero ambas dejan en evidencia de no importan los discursos, sino llegar al poder.
No dude usted que el próximo político encarcelado se apellide Bonilla, pues el exgobernador de Baja California se ha vuelto la piedra en el zapato de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda. Y es que Jaime Bonilla Valdés, no ha dejado de hostigar a la actual administración revelando malos manejos. Pero él no se salva, pues el Congreso local rechazó la cuenta pública 2021 de la Comisión Estatal del Agua, al encontrar diversas irregularidades, entre ellas la no consideración de 175 millones de pesos, un contrato por una planta desalinizadora no informado y saldos vencidos en cuentas por cobrar por 1 mil 497 mdp. Bonilla retrata la corrupción permitida, los amiguismos y el constante violar la ley. En el libro titulado “El impostor. Crónicas de un infiltrado del FBI”, del arquitecto Jaime Martínez Veloz, revela todo lo que el exgobernador maquinó para beneficiar a Morena. El libro documenta que el exgobernador juró al menos tres veces apoyar y defender la Constitución de los Estados Unidos y la del Estado de California. Esto la hacía ya inelegible para postularlo como gobernador, pero a pesar de todo, lo eligieron, cargo que ostentó desde el 1 de noviembre de 2019 hasta el 31 de octubre de 2021, como parte del engranaje presidencial. No dudemos que con todo lo que le saben, el distanciamiento de Jaime Bonilla con el poder, después de pertenecer a él, podría llevarlo a prisión.