El Vaticano anunció que el cónclave para elegir al nuevo Papa tras el fallecimiento de Francisco comenzará el 7 de mayo. El anuncio fue realizado por el portavoz de la Santa Sede, que a su vez confirmó el cierre temporal del Museo Vaticano y de la Capilla Sixtina, donde se celebrará la votación.
Previo al inicio del encierro, los cardenales con derecho a voto –aquellos menores de 80 años– participarán en una misa solemne en la Basílica de San Pedro. Una vez concluida, se trasladarán a la Capilla Sixtina y permanecerán bajo clausura hasta que alguno obtenga la mayoría necesaria.
De los 252 purpurados convocados a Roma tras la muerte de Francisco el 21 de abril, 224 asistieron al funeral, pero solo 135 cumplirán la condición de “electores”. El 80 % de este grupo fue designado por el propio pontífice fallecido, lo que garantiza continuidad en la línea de sus nombramientos.
La composición regional de los electorales refleja el alcance global de la Iglesia: Europa aporta 53 cardenales, seguida de Asia y Oceanía con 27; América del Sur y Central, 21; África, 18; y América del Norte, 16. Italia encabeza la lista nacional con 19 electores, mientras Estados Unidos suma 10, Brasil siete y Francia cinco.
El término “cónclave” proviene del latín cum clavis (“bajo llave”), aludiendo al aislamiento total de los electores. Durante el proceso, los purpurados viven en la residencia de Santa Marta, no pueden usar dispositivos electrónicos ni recibir información externa y están sujetos a estrictas normas de confidencialidad.
La votación consta de cuatro rondas diarias (dos por la mañana y dos por la tarde) hasta que un candidato alcance dos tercios de los sufragios. Cada dos votaciones, las papeletas se queman y el humo que emana del tejado de la Capilla Sixtina –negro o blanco– informa al mundo si se ha logrado un acuerdo o si debe continuar el escrutinio.