El enfrentamiento a golpes entre el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, y el dirigente priista Alejandro “Alito” Moreno escaló a un nuevo nivel político y judicial. Noroña anunció que presentará denuncias penales y solicitará el desafuero de Moreno y de otros legisladores que participaron en la agresión, mientras que el priista defendió su actuación argumentando que respondió a una provocación y que lo hizo “en defensa de la democracia”.
El legislador de Morena calificó la trifulca como un “hecho sin precedentes en la historia legislativa” y sostuvo que él fue víctima de una agresión planificada, en la que incluso recibió amenazas de muerte. Aseguró que las denuncias incluirán daños, lesiones y amenazas, y que se pedirá el retiro del fuero de los legisladores implicados para que enfrenten responsabilidades legales.
Por su parte, Moreno rechazó las acusaciones y responsabilizó a Noroña de iniciar el pleito al negarle el uso de la palabra durante la sesión. “Si llegamos a los golpes es porque había que defender la democracia”, declaró, al tiempo que calificó a su contrincante como un “cobarde” que “salió corriendo” al ser confrontado. También acusó a Noroña de haber faltado al respeto a una senadora, lo que, según dijo, motivó su reacción.
El altercado, que dejó como saldo a un camarógrafo lesionado, ha intensificado la confrontación política en el Congreso. Mientras Fernández Noroña insiste en que la vía legal será la respuesta a la violencia dentro del recinto legislativo, Moreno mantiene su discurso de denuncia contra Morena, a quien acusa de manipular el orden parlamentario para silenciar a la oposición.
El episodio ocurre en medio de la presión judicial que enfrenta “Alito” Moreno, luego de que la Fiscalía de Campeche solicitara su desafuero por presunto desvío de más de 83 millones de pesos, lo que coloca al dirigente priista en el centro de una tormenta política y judicial.
