El descaro con el que los políticos cambian de camiseta a seis meses de las elecciones de 2024, es de antología. Debería haber una ley que impida el chapulineo de los políticos. No solo sorprendió la llegada al equipo de Claudia Sheinbaum el nombre de Javier Corral. La incorporación de este personaje expanista, a quien la cuarta transformación nunca quiso en el pasado, prendió las señales de alerta acerca de los discursos presidenciales que culpan de todo lo malo a los gobiernos de antes, precisamente, del PRI-AN y ahora también el PRD. La misma dignidad de Javier Corral está sobre la mesa. ¿Ya revisó todo lo que escribió en el pasado sobre autoritarismo, presidencialismo y clientelismo político? El fanfarrón ex gobernador de Chihuahua, pasó en unas cuantas semanas, de señalar la manipulación informativa de Andrés Manuel López Obrador en la “mañanera”, a luchar por un hueso que finalmente le tiró Claudia Sheinbaum, al adherirlo a su equipo de campaña. Durante años, Javier Corral engañó a todos presentándose como un demócrata. Hoy, sin ningún pudor, alienta la ruta contraria y se suma a lo que tanto odió. Y qué decir de Alejandro Murat, el exgobernador por el PRI de Oaxaca, quien también sorpresivamente chapulinea a Morena. Con Javier Corral, apenas dos de las figuras de su equipo de campaña, Mario Delgado, líder del partido, Citlalli Hernandez, secretaria general, y Claudia Sheinbaum, demuestran que en Morena no solo viven el viejo PRI y el PAN, sino que se llevan las sobras de esos partidos. En 2016 Andrés Manuel López Obrador escribió que “designar al hijo de Murat como candidato del PRI en Oaxaca, demuestra que en vez de república existe una monarquía hereditaria y corrupta”. Una ley que establezca: si un político renuncia a la bancada de un partido, quede inhabilitado por 2 años para incorporarse a otra. Es descarado cómo lo hacen ya.
Pues díganle a sus seguidores que sí, que ¡la ley es la ley! Ayer, Javier Layne Potisek, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, suspendió en su totalidad la extinción de 13 fideicomisos del Poder Judicial. Esta decisión del Ministro Laynez es un claro ejemplo de la importancia de la sana separación de poderes en un Estado de derecho. Al frenar la extinción de estos fideicomisos y la transferencia de 15 mil millones de pesos a la tesorería de la federación, no solo protege los recursos asignados al Poder Judicial, sino que también defiende la autonomía e independencia de este poder del Estado. La acción del Ministro Laynez se fundamenta en la admisión de acciones de inconstitucionalidad presentadas por la oposición, lo que demuestra la relevancia del sistema de pesos y contrapesos en una democracia. La suspensión de la extinción de los fideicomisos garantiza, al menos temporalmente, que los recursos destinados al Poder Judicial no sean redirigidos, lo que podría haber comprometido su independencia financiera y, por ende, su capacidad para operar libremente sin influencias externas. Esta independencia financiera es crucial para el buen funcionamiento del Poder Judicial, ya que permite a los jueces y magistrados tomar decisiones basadas en la ley y no en presiones políticas o económicas. Además, la preocupación de los trabajadores del Poder Judicial sobre el impacto en sus prestaciones laborales ante la desaparición de estos fideicomisos resalta la importancia de mantener una estructura de financiamiento estable y transparente. De ahí la realización de marchas y manifestaciones que llenaron las calles semanas atrás. En menos de 72 horas, el Ministro Javier Laynez Potisek puso orden en Nuevo León y frenó el atraco contra miles de trabajadores del Poder Judicial. Y todavía hay quien desde Palacio Nacional dice que no merecen lo que ganan.
La noticia de que la prueba PISA confirma un declive en el sistema educativo mexicano es un golpe directo a la ‘nueva escuela mexicana’. A pesar de sus otros datos, ahí están los ínfimos resultados. PISA 2022 reveló una realidad alarmante: dos de cada tres estudiantes en México no alcanzan el nivel básico de aprendizaje en Matemáticas. El país se encuentra en una posición desfavorable en comparación con otras naciones de la OCDE, evidenciando un retroceso a niveles de 2003. Esta situación se agrava ante la ausencia de respuestas concretas de Leticia Ramírez, titular de la SEP, cuya atención parece dispersarse en actividades políticas y eventos, en lugar de centrarse en abordar las deficiencias críticas del sistema educativo. Mientras los maestros de la CDMX protestan por aumentos salariales y los estudiantes se hunden en el abismo educativo, la señora Ramírez parece estar más ocupada en reuniones con gobernadores y campañas políticas que en atender las demandas de su sector. Su presencia en eventos como el ‘Fandango por la lectura’ en Bacalar, aunque culturalmente enriquecedores, no compensan las deficiencias estructurales que aquejan a la educación mexicana. La falta de liderazgo efectivo y la ausencia de un plan de acción coherente para revertir los resultados de PISA son evidentes. Mientras Leticia Ramírez siga atendiendo al supremo y a su esposa, la no primera dama, doña Beatriz Gutiérrez, y no a la educación infantil, este sector seguirá peor de jodido. No se olvida que la señora se hizo famosa por no saber contestar a simple pregunta de una reportera. Pero sigan bailando alrededor de su nuevo modelo educativo. Vamos “requetebién”.