México con democracia de los «Años de Plomo»

México presume una supuesta democracia en el siglo XXI, pero se sigue actuando con estrategias de aquella Italia durante los "Años de Plomo”.
México con democracia de los «Años de Plomo»

México presume una supuesta democracia en el siglo XXI, pero se sigue actuando con estrategias de aquella Italia durante los «Años de Plomo”, con terrorismo, asesinatos y secuestros. Los principios democráticos y las prácticas violentas siguen de la mano. La situación en Hidalgo, donde la Guardia Nacional aumentó su presencia para proteger a la precandidata Xóchitl Gálvez, especialmente en Ixmiquilpan, refleja la creciente tensión que se vive en todo el territorio nacional. Nunca como ahora el ambiente estuvo tan crispado. La preocupación de Gálvez por el asesinato de tres candidatos de la oposición, junto con las acusaciones de persecución política en la Ciudad de México, señala un clima de intimidación y miedo en el proceso político. Los asesinatos de Giovanni Lezama Barrera, David Rey González Moreno, Sergio Hueso y Ricardo Taja Ramírez, todos buscando candidaturas y asesinados a balazos, no son casos aislados. Forman parte de una estadística alarmante que sitúa a México entre los países con mayor número de políticos y sus allegados asesinados. Según un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas, entre 2000 y 2021, se registraron 500 homicidios de políticos en México, evidenciando un patrón preocupante de violencia política. El caso de la detención del priista Tonatiuh González ilustra la percepción de tácticas de intimidación políticas, utilizadas para influir en decisiones clave como la ratificación de Erestgina Godoy como fiscal, por más que cambien los términos de detenido a presentado. Esto, combinado con la afirmación de Gálvez sobre el declive en el apoyo popular a Morena y el miedo público a expresar oposición, pinta un panorama de una democracia en crisis. Es grave la situación en México, donde la represión será una constante en los cinco meses por venir. La discrepancia entre los ideales democráticos y la realidad política actual, marcada por asesinatos y persecuciones, obliga a una profunda reflexión sobre la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la seguridad y libertad de los actores políticos y ciudadanos. Este año pinta a ser también el que más asesinatos de políticos traerá, y eso sólo demerita a la nación.

La semana pasada, Villahermosa, la capital de Tabasco, sufrió una oleada de violencia con más de 20 asaltos simultáneos a establecimientos comerciales, bancos, gasolineras y particulares en varias zonas de la ciudad, incluyendo rancherías, colonias, el centro y la periferia??????. Esta situación alarmante se multiplica por el hecho de que el presidente Andrés Manuel López Obrador los minimizó, mientras que el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del estado presentó su renuncia??. Siempre el hilo se rompe por lo más delgado. Sim embargo, la actuación del gobernador Carlos Manuel Merino, deja mucho qué desear, pues ante sus ojos permitió una impunidad tal que la delincuencia cumpliera su objetivo de robar a clientes, trabajadores y a los propios negocios??. La respuesta del presidente López Obrador, asegurando que «todo está muy bien» en Tabasco, contrasta con la realidad de los hechos y lo pinta como aseguran en redes sociales, como un mentiroso, pues solo trata de ocultar un problema más amplio en la gestión de la seguridad pública. Los estados gobernador por Morena no son el modelo ideal que pensó el presidente y ya no tiene manera de defenderlos. Este tipo de disonancia entre la realidad y la retórica oficial no solo socava la confianza en el gobierno, sino que también puede percibirse como un intento de desviar la atención de problemas serios y urgentes. El minimizar o negar la gravedad de situaciones de violencia tiene implicaciones profundas. En primer lugar, puede ser una estrategia para mantener una imagen de control y estabilidad, crucial para un gobierno que busca preservar la confianza pública. Sin embargo, esta táctica puede resultar contraproducente, ya que la evidencia de la realidad vivida por los ciudadanos se impone sobre las declaraciones oficiales. Culpar a los medios de hacer su trabajo, que es transmitir la realidad de la manera más objetiva, tampoco es la solución. Reconocer un problema es el primer paso para resolverlo, y la negación o minimización de los hechos impide este proceso. La realidad no se diseña por decretos o comunicados; es evidente que ni Tabasco ni el país están bien.

La situación de inseguridad en Guerrero bajo la administración de la gobernadora Evelyn Salgado, es preocupante. En los primeros siete días de 2024, Guerrero registró una serie de ataques armados, parte de una ola de violencia que también marcó el final del año anterior con secuestros y enfrentamientos. Este aumento en la violencia incluye masacres, ataques armados, bloqueos carreteros, y homicidios, evidenciando una escalada significativa de conflictos y desafíos de seguridad en la región??. Específicamente, en la localidad de Buenavista de los Hurtado, municipio de Heliodoro Castillo, se confirmó la muerte de cinco personas cuyos restos óseos calcinados se encontraron en un vehículo incendiado. Además, en Petatlán, un ataque armado en un palenque de gallos dejó seis personas asesinadas y 13 heridas??. Las cifras extraoficiales indican que fueron una treintena los muertos. Otro incidente trágico ocurrió en el municipio de Chilapa de Álvarez, donde tres mujeres fueron asesinadas en un ataque armado mientras participaban en el levantamiento de un niño Dios??. La violencia en Guerrero bajo la administración de Salgado está imparable. La aparente incapacidad del gobierno estatal para controlar o mitigar estos incidentes resalta la falta de experiencia o preparación para gestionar eficazmente la seguridad en un estado crítico como Guerrero. Además, se plantean cuestiones sobre si su designación, vinculada a acusaciones de nepotismo y la inhabilidad de su padre, Félix Salgado Macedonio, para ocupar el cargo debido a acusaciones de índole sexual, ha influido negativamente en la gestión gubernamental. Guerrero se encuentra en una situación crítica, con una violencia desbordada que desafía la capacidad del gobierno estatal para garantizar la seguridad y el orden. La impericia de Evelyn Salgado en Guerrero, así como las circunstancias que llevaron a su designación, ponen de manifiesto la necesidad de un liderazgo eficaz y experimentado para enfrentar los retos que presenta el crimen organizado y la violencia en la región. Guerrero está caos por la lucha entre 20 grupos criminales, y el turismo dejó de ser lo importante, ahora lo es el control del cultivo, acopio y trasiego de enervantes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

noticias relacionadas