México, 16 enero.- Desde su nombramiento por el presidente Andrés Manuel López Obrador, Sanjuana Martínez llegó a la dirección de Notimex con la promesa de integridad y honestidad. Sin embargo, su gestión estuvo marcada por controversias y acusaciones, que culminaron en una huelga histórica en términos de duración y magnitud, y la extinción de la agencia de Noticias del Estado Mexicano. La huelga, que se extendió por casi cuatro años, revela problemas de gestión interna y plantea interrogantes sobre la libertad de prensa y los derechos laborales en México. Sí. El medio de comunicación sucumbió ante lo que parece un acto de venganza en contra del anterior sindicado, liderado hasta la llegada de Sanjuana por Conrado Martínez, un líder corrupto que simplemente desapareció del mapa. ¿A qué acuerdo llegaron con él? Eso nunca se sabrá. Tras el inicio de la liquidación de trabajadores y proveedores, trascendió que Sanjuana pedía una cantidad exorbitante para unos 60 trabajadores que sirvieron de esquiroles en la huelga. La directora recibió alrededor de 900 millones de pesos del presupuesto anual, durante tres años, cuyo destino es incierto. Y ante todo esto, Sanjuana pedía para sí misma una liquidación de 13 millones de pesos. El cinismo a grado extremo. Como no se le concedió el deseo, volvió a patear el pesebre. Hace unos años ganó un pleito legal contra la revista Proceso, que la tuvo como corresponsal en Francia, por despido injustificado, obteniendo una indemnización millonaria que incluían 9 años de salarios caídos. Esta vez, acusó al gobierno de AMLO, específicamente al secretario del Trabajo, Marath Bolaños, de haberle “pedido moches” para financiar la campaña de Claudia Sheinbaum. Estas afirmaciones, que el presidente ha negado rotundamente, generan un clima de desconfianza y escepticismo hacia la administración actual. La negación parte de López Obrador y la postura de la secretaria general del Sindicato de Notimex, Adriana Urrea, evidencian un conflicto de narrativas que dificulta el discernimiento de la verdad. En su conferencia de esta mañana el presidente ha tenido que decir que las acusaciones de Sanjuana, su antes adorada y honesta periodista, son falsas. Y que ahora el honesto es Marath Bolaños. Y aún así el primer mandatario quiere que le creamos, viniendo la crisis desde el mismo centro de sus afectos. El ocaso es peor de lo que lo pintan.
En un día cargado de emociones y expectativas, Xóchitl Gálvez cerró su campaña ante una multitud entusiasta, demostrando su capacidad para movilizar a sus seguidores. En las redes sociales, las opiniones sobre su cierre de campaña fueron variadas y por supuesto, polarizadas. Una ligera muestra de cómo se encuentra el ánimo en el país. Durante este evento, se destacaron varios aspectos clave. En primer lugar, la habilidad de Gálvez como empresaria y su experiencia en la creación de empleo y riqueza. Estas cualidades la presentan como una alternativa para impulsar el desarrollo económico del país. Por otro lado, hubo expresiones de escepticismo sobre sus habilidades en contextos de debate sin el apoyo de un teleprompter, anticipando posibles desafíos en futuros debates presidenciales. La percepción de un «cerco informativo» alrededor de su campaña y la falta de cobertura mediática equitativa también fueron temas discutidos entre sus seguidores, quienes se comprometieron a difundir información sobre su campaña durante el período de intercampañas. En su discurso, Gálvez se centró en temas como la recuperación de libertades, el fortalecimiento de las instituciones y el rechazo al autoritarismo. La participación ciudadana y el desafío a las encuestas fueron puntos destacados en su mensaje. Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, hay algo que Xóchitl Gálvez viene arrastrando y que en la siguiente semana debe pensar qué hacer con ese grave problema. Se trata justamente del apoyo de Marko Cortés, el líder nacional del PAN, y de Alejandro Moreno, el presidente nacional del PRI. Lejos de ayudarle, en las semana recientes se han vuelto un estorbo para el proyecto que lidera la oposición. Si Xóchitl Gálvez no toma distancia de ellos, y la sociedad civil no la arropa en los momentos difíciles, su intención de convertirse en presidenta de México será sobrepasada por el discurso que tiene a Morena en el poder y con el cual consiguieron en 2018 alrededor de 30 millones de votos, de los cuales todavía conservan una buena parte, a pesar de lo desastroso de esta administración.
Una de las posiciones más indignas que existen en la política actual, es la que tiene Tatiana Clouthier. Porque después de haber sido humillada por el presidente de México, cuando renunció a la Secretaría de Economía, pues el primer mandatario rechazó abrazarla y fingió un aplauso para no hacerlo, ella después de unos meses de aislamiento, volvió a la política, a que la siguieran pisoteando. Tatiana Clouthier, quien funge como coordinadora de los portavoces de la campaña de Claudia Sheinbaum, precandidata a la presidencia por la coalición «Sigamos Haciendo Historia», desestimó las posibilidades de Xóchitl Gálvez, de la coalición «Fuerza y Corazón por México», de representar una amenaza para la continuación de la llamada Cuarta Transformación en las elecciones del 2 de junio. La exsecretaria sigue el discurso de que Morena tiene una «ventaja considerable» en la contienda electoral. Clouthier criticó la forma en que se anunció la precandidatura presidencial de Jorge Álvarez Máynez por Movimiento Ciudadano, especialmente la manera en que Samuel García, gobernador de Nuevo León, lo difundió en redes sociales. También se refirió al descontento del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, miembro de Movimiento Ciudadano, con la dirigencia nacional encabezada por Dante Delgado. “Lo anunciaron con una cerveza en mano. Me pareció más un evento de coronación de reina de carnaval o un presidente de sociedad estudiantil que algo serio en la política pública. Me sorprendió la ausencia de Dante Delgado en el anuncio”, comentó Clouthier a manera de sarcasmo. A últimas fechas, Tatiana se ha presentado empoderada, y ensoberbecida, lo que no le hace nada bien a su imagen pública, y a la herencia combativa de su padre, Manuel Clouthier. Palabra que menciona es criticada por sus adversarios, en redes, quienes además no son pocos. Tatiana Clouthier debería recordar que se bajó del barco porque no pudo con la Secretaría de economía y dejar de pelear en Internet. Si de verdad quiere ayudar a su partido, a pesar del desdén del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia ella, debería mejor consolidar esa ventaja que tiene Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez, no sea que le anden dando un susto.