En las proyecciones digitales, la Torre Blanca de Mulegns parece sacada de una película de ciencia ficción. Rodeada por los picos nevados de los Alpes suizos, la tenue edificación de marfil se eleva desde un valle como un árbol milenario.
Su estructura es lo bastante fuerte como para resistir los fríos inviernos y los fuertes vientos que caracterizan el puerto de montaña, según Euronews.
A partes iguales, sala de conciertos, instalación artística y monumento, la construcción abstracta de 30 metros de altura se convertirá en la estructura impresa en 3D más alta del mundo una vez terminada, lo que está previsto para junio.
El proyecto «Tor Alva» comenzó hace tres años como una iniciativa para revitalizar los pueblos en declive del paso de Julier, que antaño fue un importante punto de tránsito entre el norte y el sur de Europa.
Pueblo casi fantasma
La población de Mulegns, el pueblo donde se va a instalar la torre, ha caído en picado desde que su actividad alcanzó su punto álgido a mediados del siglo XIX. Hoy sólo viven allí unas 16 personas, y muchos edificios están abandonados y vacíos.
Nova Fundaziun Origen, la fundación cultural de la región, propuso que una maravilla arquitectónica como Tor Alva podría ser el secreto del renacimiento de la zona, inspirando a la gente a visitarla, asistir a una representación e incluso pasar un par de noches.
Tor Alva, una proeza de la construcción moderna, es el resultado de años de trabajo y colaboración de docenas de ingenieros, especialistas en materiales e investigadores.
La torre está hecha de hormigón impreso en 3D mediante un proceso de extrusión pionero en el Departamento de Tecnología de la Construcción (DBT) de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich.