El discurso ofrecido en Puebla por la legisladora española es demoledor. Y la reacción del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ante las críticas de Cayetana Álvarez de Toledo, diputada por Barcelona, sobre la política de seguridad «abrazos, no balazos», marca la tensión en el discurso político mexicano. Etiquetar a Álvarez de Toledo como parte de la «ultraderecha» y la insinuación de que sus comentarios son parte de una campaña conservadora contra su gobierno, evidencian una estrategia política utilizada frecuentemente por los líderes: la descalificación de la crítica mediante la etiquetación ideológica. El deporte favorito de Palacio Nacional. Este gobierno ha descalificado a casi todos los sectores. López Obrador, al enmarcar la intervención de la política española dentro de un contexto de intereses electorales y financieros, intenta desviar la atención de las cuestiones sustantivas planteadas sobre la efectividad de su estrategia de seguridad. Al señalar que las críticas son impulsadas por aquellos que desean regresar «por sus fueros», el presidente sugiere una conspiración de fuerzas elitistas y conservadoras en contra de su administración, lo cual es a todas luces falso. Mientras Álvarez de Toledo aboga por un enfoque más estricto y punitivo hacia el crimen organizado, López Obrador mantiene su filosofía de abordar las causas raíces de la violencia con enfoques más sociales y menos confrontativos. Es decir, no atiende y no entiende. Claudia Sheinbaum, por supuesto, defiende al presidente, sin detenerse a escuchar lo que la mujer atinadamente dice sobre la situación del México actual. Lo que no quiere ver el gobierno y sí los ciudadanos, es que se trató de un electrizante discurso, lanzado sobre todo a los jóvenes. Son 28 minutos que hacen revolcar a los chairos. Como si se tratase de un exorcismo. El llamado fue a defender la democracia. Cayetana Álvarez de Toledo, la diputada española del Grupo Parlamentario Popular, sacudió conciencias con sus frases. La política de ‘abrazos, no balazos’; «eslogan bonito, pero resultado catastrófico», como lo dijo, entre otros puntos, levantó ámpula. Así nos ven desde el exterior.
Recientemente en Acapulco, Guerrero, se ha reportado un ambiente de violencia que ha impactado directamente al sector de transportistas. Omar Reyes Campos, un líder transportista en la región, fue asesinado a disparos en la colonia Las Cruces mientras pegaba propaganda. Este acto de violencia ha generado miedo y paralización dentro de la comunidad de transportistas??. Adicionalmente, los transportistas en Acapulco han suspendido servicios debido a la amenaza constante del crimen organizado, lo que incluye el asesinato de líderes del gremio y advertencias directas de más violencia. La situación escaló hasta el punto de que audios y mensajes de WhatsApp circulaban entre los transportistas con amenazas directas de grupos delictivos, prometiendo violencia contra quienes continuaran trabajando en las rutas. Esta serie de amenazas y actos violentos ha paralizado no solo a los transportistas sino también ha afectado la vida cotidiana de la ciudad, afectando universidades, comercios y otros servicios??. Existe una situación de alta tensión y violencia en contra del sector de transporte en Acapulco. Este clima de inseguridad y violencia es parte de un problema más amplio que enfrenta la región y que afecta directamente a la población local y sus medios de vida. Un video muestra cómo el crimen organizado es el que manda en donde la alcaldesa Abelina López ha permitido esta violencia. En una parada de transporte público de Acapulco obligan a golpes a transportistas y checadores a reportarles todo. La grabación en la parada de jardines en Acapulco en la zona poniente, ha sido sumamente difundida. Revelan que aumentó 50% el cobro de piso por parte del Crimen Organizado en la zona. La gobernadora Evelyn Salgado también se desentiende de sus obligaciones. Ya viajar a Acapulco es como jugar a la ruleta rusa. Y en este dantesco panorama, la señora Abelina López se quiere reelegir. Cinismo les sobra.
La nula empatía de Claudia Sheinbaum con su pueblo bueno ha quedado grabada en varios videos, el más reciente uno en el que ya a bordo del vehículo que la transporta, se quiere retirar a pesar de que la gente la llama y a un de ellos le dice “quita tu mano”, para poder cerrar la puerta, a la vez que le manda una mirada, digamos, poderosa. En términos de presencia en redes sociales, Claudia Sheinbaum tiene un número significativamente mayor de seguidores que Xóchitl Gálvez. Sheinbaum cuenta con millones de seguidores en varias plataformas, incluyendo Instagram, Facebook, X (anteriormente Twitter) y TikTok, mientras que Gálvez, aunque tiene menos seguidores, ha mostrado un aumento en su popularidad desde su nominación a la presidencia. Además, sus estilos de comunicación difieren; Sheinbaum adopta un enfoque más formal y político, mientras que Gálvez es conocida por su informalidad y estilo popular????. En cuanto a los eventos y su recepción en redes, ambas candidatas han participado en reuniones masivas y han tenido interacciones significativas en línea. Estas diferencias en sus enfoques y presencia en redes podrían influir en la percepción del elector. Aunque Sheinbaum posee una ventaja en el número de seguidores, Gálvez ha sabido capitalizar su estilo único y conectar con el público de manera diferente. Claudia Sheinbaum aún lidera las encuestas frente a Xóchitl Gálvez. Según las más recientes, la precandidata de Morena, PT y PVEM, cuenta con un significativo porcentaje de las preferencias electorales. Por su parte, Xóchitl Gálvez, representante del Frente Amplio por México (PAN, PRI, PRD), muestra unincremento en las últimas semanas, que le hacen aterrizar un proyecto con posibilidades. La efectividad de sus estrategias en redes sociales probablemente jugará un papel importante en la construcción de su imagen pública y la recepción de sus mensajes políticos, pero es evidente que las presentaciones públicas son un termómetro importante, y en ese sentido, en sus últimas presentaciones Xóchitl avanza con mucho más empatía que su oponente, a quien ya ni los acarreados quieren escuchar.