El Instituto Nacional Electoral (INE) enfrenta una situación sin precedentes en su historia. En un lapso de apenas 10 meses, ha sido testigo de una verdadera avalancha de renuncias y destituciones que han sacudido su estructura administrativa hasta sus cimientos.
Expertos en capital humano, administración pública y ex presidentes del INE han calificado esta situación como «grave», «delicada» y «preocupante», llegando incluso a denominarla como «una tragedia». Este fenómeno no solo representa un riesgo para las próximas elecciones del domingo 2 de junio, sino que también evidencia una crisis interna profunda y alarmante, caracterizada por un posible «mal liderazgo».
En un sorprendente giro de eventos, actualmente no queda ningún alto mando de la administración anterior en las direcciones ejecutivas, coordinaciones y Unidades Técnicas del INE. Todo comenzó con las amenazas del ex contralor Jesús George Zamora, que desencadenaron una renuncia masiva de altos funcionarios en 2023. A partir de entonces, el desmantelamiento de cuadros de nivel alto y medio en el instituto tomó impulso, alcanzando proporciones nunca antes vistas.
De los 352 puestos de directores de área y subdirectores, un alarmante 28% han renunciado o han sido forzados a hacerlo, mientras que en las jefaturas de departamento, la cifra alcanza el 11%. La Dirección Jurídica, la Dirección Ejecutiva de Administración y el Órgano Interno de Control han sido los focos principales de estas renuncias, aunque otras áreas del instituto también se han visto afectadas.
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El impacto de esta crisis se extiende más allá de las oficinas centrales, llegando a las Juntas Locales y Distritales, donde 280 personas han «renunciado», incluyendo vocales y jefes de departamento.
Lo más inquietante es que esta ola de renuncias también ha alcanzado al servicio profesional, con 52 vocales de distritos locales y distritales, así como 24 jefes de departamento dejando sus cargos en el periodo de abril de 2023 a febrero de 2024.
Este panorama ha generado preocupación entre expertos y ex presidentes del INE. Luis Carlos Ugalde y Lorenzo Córdova, quienes lideraron el instituto en el pasado, coinciden en que la continuidad y la experiencia son pilares fundamentales para su funcionamiento adecuado. Sin embargo, las renuncias masivas actuales representan un «crimen contra la experiencia y el talento», según Ugalde.
Por otro lado, la incertidumbre generada por estos cambios drásticos puede afectar negativamente la calidad y la estabilidad del proceso electoral, algo que nunca antes había sido motivo de preocupación en la historia del INE.