Abelina López no está construyendo un movimiento, está cavando su propia tumba política en medio de la devastación causada por el huracán Otis. Acapulco, ciudad de la que supuestamente debería cuidar, ha sido golpeado con el peor desastre de su historia y la primera en caer ha sido ella. Su «contribución» a la emergencia ha sido inexistente; decir «mínimo» sería un cumplido inmerecido. Esta mujer ha demostrado una ignorancia abismal sobre cualquier protocolo de ayuda o manejo de crisis. Mientras otros líderes habrían actuado de inmediato, ella optó por esconderse cobardemente como el resto del gabinete estatal. Y cuando finalmente decidió aparecer, fue para anunciar la llegada de un equipo de la Comisión Federal de Electricidad, como si eso fuera la solución mágica a todos los problemas. Pero lo que verdaderamente raya en el absurdo es que la morenista vea los saqueos y la rapiña como una «cohesión social». Está completamente desbordada, esquiva cualquier compromiso y no ofrece información clara a quienes dependen de ella. Y mientras Acapulco sufre, ella tiene el descaro de subir videos en redes sociales degustando manjares. Es un verdadero horror para los acapulqueños tener a una líder tan inepta al mando. Guerrero es un espejo de lo que sucede cuando el voto se vende al mejor postor: terminas atrapado bajo el yugo de «líderes sociales” impresentables, como Abelina López.
La inteligencia artificial se ha tornado en el escudo preferido de ciertos políticos inescrupulosos, una cortina de humo para manipular realidades. Martí Batres, el jefe de gobierno de la CDMX, descartó un audio incriminatorio escudándose en la IA. Casualmente, este audio le señalaba criticando a Omar García Harfuch, el rival político que busca la candidatura de Morena, y pieza clave de Claudia Sheinbaum, la aspirante presidencial. Cree que con su postura está “salvado”, pero aún así ello revela la fiereza de las pugnas internas. Por otro lado, Pedro Kumamoto, el regidor de Zapopan y supuesto adalid del cambio, se vio salpicado por una imagen donde lucía un chaleco de Morena. Aunque jura y perjura que es un montaje «excelente», las dudas persisten, y las aguas políticas se tornan turbias con rumores de alianzas ocultas. Las especulaciones sobre un pacto entre el líder de Futuro y Mario Delgado, líder nacional de Morena, no hacen más que avivar el fuego del escepticismo. ¿No era Kumamoto quien juraba desmarcarse de la vieja guardia política? Las redes sociales, especialmente la plataforma X, se llenan de críticas y sarcasmos dirigidos al otrora respetado regidor. Si bien Pedro Kumamoto trata de despejar el camino con sus aclaraciones, su posible connivencia con Morena sigue siendo un misterio. Su carrera, antaño ejemplar, ahora parece una tragicomedia política. En estos tiempos de tecnología avanzada, la línea entre la realidad y la ficción se vuelve cada vez más delgada. Olvidan que a la inteligencia natural no la engañan.
Ricardo Anaya, desde su autoexilio en Estados Unidos, sigue perdiendo la confianza, el capital político. Sus críticas al gobierno se intensifican con la cercanía de las elecciones de 2024, por obvias razones. Tras refugiarse en territorio extranjero debido a investigaciones de la FGR por el caso Odebrecht, Anaya, el excandidato presidencial, sigue intentando influir en el panorama político mexicano. Pese a estar distante, apela al sentimiento nacional con relación al huracán “Otis” que devastó Acapulco. En un video a miles de kilómetros de la desolación, destaca la magnitud sin precedentes del desastre, enfatizando la rápida intensificación del huracán y las devastadoras consecuencias para los habitantes y el turismo. Pinta un cuadro dantesco: un millón en desesperación, infraestructura dañada, y falta de servicios básicos. Anaya exhorta a la solidaridad y pide que el gobierno permita la ayuda ciudadana. Incita a la población a apoyar a través de organizaciones confiables, subrayando la magnitud del reto que representa reconstruir Acapulco. Mientras su voz se vuelve cada vez más crítica hacia el gobierno en funciones, la sombra del caso Odebrecht lo persigue, recordándole su huida en 2021 cuando la FGR lo tenía en la mira. Sin embargo, Anaya intenta seguir siendo relevante en la escena política mexicana y, ante la tragedia del huracán “Otis”, ve una oportunidad para reconectarse con la gente. Riqui Ricón insta a la solidaridad nacional, pidiendo una intervención ciudadana en apoyo a las víctimas, pero no hace más una vez que acaba el video.