El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales es un organismo autónomo del Estado mexicano, cuya misión principal es garantizar el derecho de acceso a la información pública y la protección de datos personales. Desde esta administración y la próxima, su permanencia está en duda, debido a los caprichos presidenciales. Su creación responde a la necesidad de transparentar las acciones gubernamentales, permitiendo a los ciudadanos acceder a la información que poseen las instituciones públicas, promoviendo así la rendición de cuentas y la participación ciudadana en los asuntos públicos. Además, el INAI tiene facultades para imponer sanciones a las entidades que incumplan con estas obligaciones, fortaleciendo el marco de transparencia y protección de datos en el país. Sin embargo, el INAI ha enfrentado críticas y obstáculos, principalmente de sectores políticos que perciben su función como una amenaza a su opacidad o prácticas poco transparentes. Las acusaciones en su contra incluyen la supuesta burocracia y lentitud en sus procedimientos, además de los costos asociados a su operación. No obstante, la crítica más significativa proviene de aquellos que desean concentrar el poder sin contrapesos ni vigilancia. Figuras prominentes del gobierno y partidos afines han manifestado su desdén por el INAI, considerándolo un obstáculo para la ejecución de sus políticas. La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado posturas ambivalentes, y en ocasiones críticas, hacia el INAI, argumentando que su existencia duplica funciones de otras entidades y genera gastos innecesarios. López Obrador ha sugerido que el INAI debería integrarse en la Secretaría de la Función Pública, lo que, según sus críticos, pondría en riesgo su autonomía y capacidad de actuar como un organismo de vigilancia independiente. Otros personajes relevantes que han mostrado críticas hacia el INAI incluyen a Tatiana Clouthier, ex secretaria de Economía, y Olga Sánchez Cordero, ex secretaria de Gobernación y actual presidenta del Senado, quienes en diferentes momentos han manifestado la necesidad de revisar la funcionalidad de los órganos autónomos. El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, también ha expresado la necesidad de revaluar el papel del INAI en el marco institucional. La centralización del poder y el control sobre la información son vistas como herramientas estratégicas para consolidar agendas políticas, lo cual genera una preocupación entre defensores de la transparencia y la rendición de cuentas, como María Marván Laborde, ex comisionada del INAI, y Joel Salas Suárez, también ex comisionado del instituto, quienes han defendido públicamente la importancia de la autonomía del INAI. Las instituciones están ahí porque hacían falta. No nacieron por generación espontánea.
El nombramiento de Rosa Icela Rodríguez como Secretaria de Gobernación del próximo Gobierno de México representa un golpe para el gobernador potosino Ricardo Gallardo Cardona. A pesar de sus intentos por aparentar alegría y satisfacción, la realidad es que este cambio es una pesadilla para él. Gallardo, miembro del Partido Verde Ecologista de México, ha traicionado a Morena de manera que se creía intocable, pero con la llegada de Rosa Icela, esa impunidad parece estar en peligro. Rita Ozalia Rodríguez Velázquez, hermana de Rosa Icela, sufrió en carne propia la traición del PVEM durante su campaña, enfrentándose a la manipulación y agresiones ordenadas por Gallardo. Este panorama coloca a Rita en una posición de venganza política, con Rosa Icela ahora en un puesto clave dentro del gobierno federal bajo la administración de Claudia Sheinbaum Pardo. Gallardo y su círculo cercano, incluidos Ruth González Silva, Guadalupe Torres Sánchez y Juan Carlos Valladares, deben estar preocupados. Rosa Icela Rodríguez no solo trae consigo una nueva etapa de control y vigilancia, sino también el potencial ascenso de Rita Ozalia como un poder emergente dentro del morenismo institucional, posiblemente alcanzando la delegación del Bienestar. La influencia y conexiones de Rosa Icela y Rita Ozalia representan una amenaza directa al régimen de Gallardo. La cercanía de Rita con Claudia Sheinbaum señala un cambio de balance de poder que no favorece al gobernador potosino. El alcalde de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos, podría aprovechar esta situación. La ruptura de influencias podría darle la oportunidad de aliarse con Morena y con figuras como Omar García Harfuch para garantizar su supervivencia política y buscar la candidatura al gobierno estatal, aprovechando la inestabilidad del régimen de Gallardo. Este cambio de poder se vislumbra en medio de tensiones y posibles enfrentamientos políticos. Gallardo, al sentirse acorralado, podría reaccionar con mayor agresividad, utilizando tácticas de distracción y persecuciones judiciales para intentar mantener su control. No sería sorprendente ver a la Fiscalía General del Estado investigando desvíos o al Instituto de Fiscalización y Auditoría Superior del Estado encontrando irregularidades en el Interapas, tratando de debilitar a sus opositores. El gobernador ha expresado en ocasiones que le gusta ver sangre, pero ahora teme que su propio movimiento político sea el que se desangre. Ricardo Gallardo se metió con la persona equivocada y poco a poco lo pagará.
La ruptura en el Partido Acción Nacional entre el expresidente Felipe Calderón, Javier Lozano, exsecretario del Trabajo, y Marko Cortés, líder nacional del partido, es un reflejo de las profundas divisiones y tensiones que han sacudido al PAN en los últimos años. Esta fractura no solo revela conflictos personales, sino también desacuerdos ideológicos y estratégicos sobre la dirección del partido y su papel en la política mexicana. Felipe Calderón, expresidente de México (2006-2012), ha sido una figura controvertida dentro y fuera del PAN. Tras su salida de la presidencia, Calderón ha criticado abiertamente la gestión de Marko Cortés, acusándolo de llevar al partido por un camino de mediocridad y falta de oposición efectiva contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Calderón ha señalado que la dirección de Cortés carece de visión y coraje, permitiendo que el PAN se convierta en un partido irrelevante y complaciente con el gobierno actual. La animosidad llegó a un punto crítico cuando Calderón y su esposa, Margarita Zavala, decidieron formar su propio partido, México Libre, tras denunciar que el PAN había perdido sus principios fundacionales. Javier Lozano, exsecretario del Trabajo y aliado de Calderón, ha sido igualmente vocal en sus críticas hacia Marko Cortés. Lozano ha acusado a Cortés de traicionar los valores del PAN y de permitir la infiltración de intereses ajenos al partido. Según Lozano, Cortés ha privilegiado acuerdos cupulares y negociaciones que benefician a unos pocos en detrimento de la militancia y los ciudadanos. Lozano ha afirmado que bajo la dirección de Cortés, el PAN ha fallado en su deber de ser una oposición firme y ética, cediendo a presiones externas y perdiendo su capacidad de defender los derechos y libertades de los mexicanos. Marko Cortés ha respondido a estas acusaciones con igual contundencia. Ha señalado que tanto Calderón como Lozano están motivados por ambiciones personales y rencores, buscando desestabilizar al partido para beneficio propio. Ha acusado a Calderón de intentar controlar el PAN desde las sombras y de no aceptar su rol como expresidente, interfiriendo constantemente en la vida interna del partido. Respecto a Lozano, Cortés ha señalado que sus críticas son infundadas y que su deslealtad demuestra un claro desinterés por la unidad y el fortalecimiento del PAN. La ruptura llegó junto con la derrota, y la única verdad es que el PAN termina mucho peor que cuando Marko Cortés lo recibió.