A Gerardo Fernández Noroña, el primer traicionado de la futura administración, le recordaron que, en la política, como en la vida, las traiciones son parte del camino y de la lucha constante por mantener la integridad y los ideales en un mundo lleno de incertidumbres y juegos de poder. El “destacado” político mexicano conocido por su elocuencia y fervor en la defensa de sus ideales, se ha visto envuelto en un episodio que muchos considerarían una traición humillante dentro de su propia alianza con Morena. Fernández Noroña, un ferviente defensor de la Cuarta Transformación y uno de los políticos más combativos en la arena pública, aspiraba a obtener una candidatura que le permitiera continuar su labor legislativa desde el Senado de la República. Sin embargo, los recientes movimientos dentro de Morena pintan una realidad distinta. La maquinaria partidista, que alguna vez lo acogió como uno de sus líderes más visibles y estridentes, decidió darle la espalda en favor de otros intereses y figuras políticas. La situación se torna más crítica cuando se observa el contexto en el que se desarrolla esta traición. Claudia Sheinbaum, cercana al presidente López Obrador y considerada la sucesora natural de su proyecto político, está consolidando su equipo y definiendo las piezas clave para su administración. En este proceso, figuras como Fernández Noroña, que han sido cruciales para mantener la narrativa de la transformación y la lucha contra los antiguos regímenes de poder, están siendo desplazadas. Este desaire a Noroña revela las fracturas dentro del movimiento, y una falta de reconocimiento a su lealtad y esfuerzo. La política, siempre un juego de poder y lealtades fluctuantes muestra aquí su rostro más ingrato. Para Fernández Noroña, quien ha defendido sin descanso la visión de López Obrador y ha enfrentado innumerables críticas y ataques por su postura, esta traición es un golpe duro que pone en entredicho la solidez de los compromisos autoadquiridos. El futuro inmediato de Fernández Noroña es incierto. A pesar de la humillación pública, es probable que mantenga su voz crítica y su presencia activa en la política nacional. No obstante, este episodio podría ser un punto de inflexión en su carrera, obligándolo a replantear su estrategia y su lugar dentro de Morena. Las bases que lo apoyan se sentirán igualmente traicionadas, y este sentimiento podría generar una división mayor dentro del partido. Claudia Sheinbaum no sabe aún el tamaño del alacrán que se echó encima. El futuro de Gerardo, al igual que el de muchos otros políticos, dependerá de su capacidad para adaptarse y resurgir en medio de la adversidad. No será el único a quien la 4T ponga en su lugar, el basurero de la historia.
El reciente episodio protagonizado por la diputada panista María Elena Pérez-Jaén ha puesto en evidencia una maniobra controversial dentro de la Cámara de Diputados, en la que, según acusa, Morena estaría buscando proteger al Auditor Superior de la Federación, David Colmenares, evitando su presentación ante el Congreso para la entrega del primer informe de resultados de revisión a la Cuenta Pública 2023. En el seno de la Junta Directiva de la Comisión de Vigilancia de la ASF, Pérez-Jaén denunció que el diputado de Morena, Daniel Gutiérrez, originario de Oaxaca y paisano de Colmenares, propuso que la presentación del auditor se realizara de manera semipresencial. Esta estrategia es una táctica para esquivar la responsabilidad directa y presencial del auditor, y fue aprobada a pesar de la vehemente oposición de Pérez-Jaén, quien se encontraba como la única diputada presente en la reunión, mientras los demás diputados participaban vía Zoom. La acusación de la diputada panista no es menor, ya que se enmarca en un contexto de creciente desconfianza hacia la imparcialidad de la ASF. Pérez-Jaén sostiene que Morena busca proteger al auditor debido a su presunta complicidad con la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Argumenta que la ASF ha presentado resultados que no detectan ni sancionan las irregularidades de la actual administración, y que Colmenares ha evitado sistemáticamente rendir cuentas al Congreso de manera directa. Este incidente cobra mayor relevancia si se considera que el próximo viernes es el último día hábil para que la ASF entregue el informe a la Cámara, de acuerdo con la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas, que establece plazos específicos para la entrega de estos documentos cruciales para la transparencia y el control gubernamental. Pérez-Jaén también señaló que Colmenares ha preferido mantener reuniones con diputados en restaurantes y realizar viajes por América Latina, en lugar de cumplir con sus obligaciones de rendición de cuentas ante el Congreso. La protección a un auditor que no rinde cuentas de manera directa y oportuna pone en tela de juicio la integridad de las instituciones encargadas de fiscalizar el uso de los recursos públicos. Es imperativo que el Congreso y los ciudadanos se mantengan vigilantes ante estas maniobras, asegurando que la rendición de cuentas y la transparencia prevalezcan sobre cualquier interés partidista. Bueno, eso si el gobierno entrante lo permite.
Las malas compañías persiguen a la futura presidenta. La relación de Claudia Sheinbaum con Félix Salgado Macedonio, acusado de múltiples casos de abuso sexual, ha generado intensas críticas y controversias que afectan su credibilidad, especialmente en el contexto de su feminismo autoproclamado. Al mantener una relación política cercana con una figura tan controvertida, Sheinbaum se arriesga a ser vista como incoherente y oportunista, lo cual debilita su posición frente a la lucha contra la violencia de género. Esto es especialmente perjudicial en un momento en que la sociedad mexicana exige mayor transparencia y compromiso real con los derechos de las mujeres. La percepción pública es fundamental para cualquier figura política. Sheinbaum ha intentado posicionarse como una defensora de los derechos de las mujeres, pero su asociación con Salgado Macedonio le ha generado críticas por parte de colectivos feministas y la sociedad civil. Esta contradicción entre su discurso y sus acciones podría erosionar la confianza de los votantes, especialmente entre aquellos que ven la lucha contra la violencia de género como una prioridad. Algunos miembros del partido pueden ver esta asociación como un lastre y un motivo de discordia, debilitando la unidad del partido en momentos críticos. Además, existen otros personajes de los que Sheinbaum debería distanciarse para proteger su imagen y credibilidad. Manuel Bartlett, involucrado en múltiples controversias sobre corrupción y conflictos de interés, es una figura que puede dañar su reputación. Su relación con él podría ser vista como una aceptación tácita de la corrupción y la falta de ética en el gobierno. Aunque Mario Delgado es un aliado importante dentro de Morena, ha sido criticado por su manejo del partido y por decisiones controvertidas. Distanciarse de figuras polémicas dentro de la dirigencia partidista puede ayudar a Sheinbaum a proyectar una imagen de independencia y compromiso con la transparencia. René Bejarano, conocido por el escándalo de las ligas, sigue siendo una figura controvertida que representa la vieja guardia del PRI y las prácticas políticas cuestionables. Mantener una distancia clara de él podría fortalecer la imagen de Sheinbaum como una líder moderna y comprometida con la ética política. Distanciarse de figuras controvertidas como Salgado, Bartlett, Delgado y Bejarano podría no solo fortalecer su imagen, sino también alinearla más coherentemente con los principios que declara defender. La coherencia entre el discurso y las acciones es esencial para mantener la confianza del electorado y proyectar una imagen de integridad y compromiso genuino. Traducido: viene la etapa del reacomodo y las traiciones. Fernández Noroña no está solo.
