El discurso de AMLO se contrapone

AMLO no ha compartido imágenes de sus visitas a Acapulco, pues no las ha hecho. Después del intento fallido que dio pie a la fotografía del Jeep atascado en el lodo, el mandatario ha preferido acudir a la península de Yucatán.
El discurso de AMLO se contrapone
Con una participación de muy bajo perfil en lo que va de esta administración, el director de la Comisión federal de Electricidad, Manuel Barttlet, en su comparecencia ante diputados, afirmó que después del huracán Otis en Acapulco «en tan sólo 8 días se restableció el servicio» eléctrico. Como parte de la glosa del quinto informe de gobierno, Bartlett Díaz dijo que la tarea de CFE en Guerrero «no termina con el aseguramiento del suministro eléctrico, quedaba el problema de la conexión para las casas y edificios siniestrados». Según el director de la empresa pública, ahora se encuentra apoyando en la reparación directamente de los domicilios, remplazando los tubos y bases que normalmente corresponden al usuario. Entre otras cosas, en su comparecencia Bartlett, el funcionario de aquella inolvidable caída del sistema, cuando pertenecía al PRI en 1988, esgrimió que en cinco años y “con el respaldo del presidente López Obrador, se logró detener el plan que pretendía desaparecer a la CFE”.  Y dijo que al terminar esta administración, la empresa generará 54% de la electricidad de México. Bartlett recibió reclamos de legisladores de la oposición por servicio intermitente en Acapulco. El funcionario dio cifras contradictorias del servicio. El PAN le echó en cara y le reclamó por tener al país en medio de la oscuridad. Lo que siempre ha estado bajo las sombras es su extensa fortuna, que de acuerdo con investigaciones, suma varias decenas de inmuebles, entre otros detalles. Por supuesto, será protegido el informe de cuántos recursos del erario se fugan para beneficio de la cúpula, porque los gobiernos no cambian, gobiernos son.
El discurso presidencial se contrapone. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, no ha compartido imágenes de sus visitas a Acapulco, pues no las ha hecho. Después del intento fallido que dio pie a la fotografía del Jeep atascado en el lodo, el mandatario ha preferido acudir a la península de Yucatán a supervisar los avances del Tren Maya, o a cualquier otro sitio que no le resulte incómodo, como Badiraguato, Sinaloa. El jefe del Ejecutivo reconoció públicamente que no ha visitado colonias en Acapulco, para no exponerse a mentadas de “provocadores”. Afirma que lo hace por honor a la investidura. Y argumenta que él no es Andrés Manuel, que es el presidente y no puede permitir que nadie lo ningunee; por eso no ha ido a las colonias devastadas por Otis en Acapulco, para evitar “las provocaciones”. ¿Por qué le da tanto miedo visitar a los damnificados?, ¿No se supone que es “el presidente más popular del mundo”? Quizá sea porque no puede lavarles la cara a las dos mujeres a cargo de resolver la tragedia ocasionada por el huracán, la gobernadora Evelyn Salgado, quien tras limpiar la playa Papagayo subió la imagen de sus redes sociales, para hacer creer a la gente que no se retrasa el inicio de la reconstrucción; ni tampoco puede defender a Abelina López, la alcaldesa de Acapulco, a quien toda la credibilidad se la llevaron los vientos de Otis de hasta 350 kilómetros por hora. Los tres tienen en el abandono a la población. Es un espléndido momento para recordar que Ernesto Zedillo, siendo presidente, ayudó, con pala en manos, a los damnificados del Huracán Paulina, mientras escuchaba reclamos y los resolvía. Por eso mismo nadie le mentaba la madre. Pero ellos no son iguales, lo han dicho, y así lo corroboran.
La incomodidad que causa en estros momentos la permanencia del excanciller Marcelo Ebrard en Morena es evidente. Después de que el pasado 13 de noviembre anunció que se somete a los designios de su partido, que lo hizo a un lado de un “encuestazo”, el excandidato a la presidencia decide no estar en la boleta en 2024, rechazar la oferta de Dante Delgado para abanderar a Movimiento Ciudadano, y se queda en el Movimiento que nació en 2014 y con el cuál dice estar comprometido. Su currículum de yerros va desde los linchados de Tláhuac, a la construcción de la endeble Línea 12 del Metro, donde, por cierto, Mario Delgado era secretario de Finanzas, y eso pudo haberle impedido llegar. Y luego su autoexilio en París. Marcelo impuso sus condiciones, por supuesto, como obligar al partido a aceptar que hubo malos manejos en el proceso interno, lo que coloca a Delgado y a Citlalli Hernández, líder y secretaria general, respectivamente, como artífices de las trampas más sofisticadas. Además, lo que tiene encendidas las luces de alarma en Morena, con grupos enfrentados, es que Ebrard se quedó quieto pero alcanzó a exigir que su asociación, El Camino de México, fuese reconocida como la segunda fuerza dentro de Morena. El viejo estilo de las tribus que han acompañado a la izquierda. Pero Sheinbaum no quedó contenta por las condiciones de Ebrard. El reconocimiento de las irregularidades en el proceso interno la deja mal parada, pues ella ya había declarado que los reclamos del excanciller carecían de fundamento. «No hay segunda fuerza», le dijo Claudia, “hay Morena”. Y le recordó que la soberbia es mala consejera. Lo que ella no ve es que Ebrard esperará pacientemente la salida de Andrés Manuel López Obrador, y en un abrir y cerrar de ojos, podría apoderarse del partido, y quizás por eso por ahora prefirió “apechugar”.

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