La futura administración de Claudia Sheinbaum ha generado diversas especulaciones y preocupaciones respecto a la composición de su gabinete. Hasta ahora, se han confirmado algunos nombres clave y se rumoran otros, delineando un equipo que promete continuidad con la actual administración de Andrés Manuel López Obrador, pero también plantea desafíos. Rogelio Ramírez de la O ya ha sido confirmado para continuar al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Su continuidad busca mantener la estabilidad financiera y la confianza de los mercados, especialmente después de la caída de la Bolsa Mexicana de Valores tras las elecciones??. Juan Ramón de la Fuente, el exrector de la UNAM y actual coordinador del equipo de transición, se perfila como una figura central en el gabinete, posiblemente en un rol relacionado con educación o salud, áreas en las que ha tenido influencia?. José Merino, extitular de la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México, es un posible candidato para continuar con la agenda de transformación digital a nivel federal, aprovechando su experiencia en la digitalización de la administración capitalina?. Otros nombres destacados son Marcelo Ebrard, quien podría ocupar la Secretaría de Economía, fortaleciendo la relación con Estados Unidos y manejando temas comerciales cruciales??. De Omar García Harfuch se especula que podría asumir una posición de alto perfil en seguridad, dadas sus credenciales y confianza dentro del círculo de Sheinbaum??. Tatiana Clouthier, exsecretaria de Economía, podría volver al gobierno en un rol como la Secretaría del Bienestar??. Uno de los principales desafíos que enfrenta Sheinbaum es la integración de un gabinete que refleje la continuidad de las políticas de López Obrador y aborde las expectativas de cambios y mejoras en áreas críticas como la seguridad, la economía y la digitalización. La selección de los titulares en estas áreas está siendo especialmente cuidadosa. La estrategia de seguridad, en particular, es un punto de preocupación, dado el contexto de violencia y crimen organizado que enfrenta el país??. Otra área de alta sensibilidad es la reforma al Poder Judicial, la cual ha sido objeto de intensos debates. La futura administración deberá balancear las demandas de mayor transparencia y eficacia en medio de las críticas que señalan riesgos a la autonomía del Poder Judicial??, pero sobre todo con un país dividido en dos como nunca antes. Si la continuidad trae el odio acendrado que se destila desde Palacio Nacional, cuidado, porque el país se nos irá de las manos.
La disputa pública entre Jaime Hid y Alex Baqueiro en Twitter ha captado la atención nacional, evidenciando la profunda polarización que atraviesa México. Jaime Hid, reconocido por su labor en tecnología legal, lanzó una serie de tuits ofreciendo recompensas monetarias a quien le proporcionara información comprometedora sobre Baqueiro. Con mensajes como “Ofrezco 150 mil varos al que me dé el regalo” y “Quiero a ese racista abajo”, Hid dejó claro su objetivo de desacreditar a Baqueiro. El nombre de Alex Baqueiro apareció en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido como «La Mañanera», días antes del enfrentamiento en Twitter con Jaime Hid. Durante la sección «Quién es quién en las mentiras de la semana», Elizabeth García Vilchis expuso a Baqueiro por un video en el que él afirmaba haber despedido a su empleada doméstica por ser «chaira» y por haber votado por Claudia Sheinbaum. Este acto fue calificado como clasista por García Vilchis, lo que desató una serie de críticas y una respuesta contundente de Baqueiro, quien defendió su posición en redes sociales. La mención de Baqueiro en «La Mañanera» no solo aumentó su notoriedad, sino que también intensificó la polémica que lo rodeaba. Este incidente se convirtió en un catalizador para la confrontación pública que luego se desarrolló en Twitter con Jaime Hid. La situación refleja la profunda polarización que existe en México, donde las diferencias políticas y sociales se ventilan de manera pública y agresiva en las plataformas digitales. Baquerio respondió a estos ataques denunciando públicamente la oferta de dinero, afirmando que se trataba de un intento de hostigamiento. En su cuenta, escribió: “Deja denunció esto. Luego no estés de llorón”, lo cual refleja su intención de tomar acciones legales contra Hid. La confrontación se intensificó cuando Hid afirmó: “Nunca jamás podrás contra mí. Pero yo sí podré contra ti”, subrayando la escalada del conflicto. Este enfrentamiento no es un caso aislado, sino que se enmarca en un contexto de creciente polarización en México. Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla donde las diferencias políticas y sociales se exacerban. Estos son solo un par, pero hay que voltear a ver la enemistad social que se vive no solo en la red entre los que votaron por una o por otra candidata. Es tiempo de superarlo o esto acabará muy mal.
El robo electoral en Veracruz, involucrando 932 mil votos, se ejecutó mediante un plan meticulosamente diseñado para despojar a José Yunes de la gubernatura. Mientras los ciudadanos protestaban contra el desmantelamiento del Instituto Nacional Electoral con la consigna «¡El INE no se toca!», Morena colocaba a Guadalupe Taddei, militante oficialista, como consejera presidenta del INE y tomaba control del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación con personal afín a su partido. Con estos órganos bajo control, el presidente intervino sin restricciones. Las desviaciones de recursos de Notimex hacia la campaña, orquestadas por su directora morenista, no fueron investigadas. Las denuncias sobre destrucción de propaganda opositora fueron desestimadas por Taddei, quien las calificó como actos morales, dejando a la oposición indefensa. El uso indebido de recursos del ejército y programas sociales por parte de Morena tampoco fue sancionado, y la intimidación a representantes opositores en zonas peligrosas fue permitida, con Mario Delgado jactándose de que solo Morena tenía representantes en esas áreas. En Veracruz, las autoridades manipuladas por Morena influenciaron a los escrutadores para anular votos a favor de Yunes, sumando 932 mil votos anulados para asegurar la victoria de Rocío Nahle. Las resoluciones del consejo electoral ya habían otorgado una sobrerepresentación a AMLO en 2018, violando la Constitución. El voto debe reflejar la voluntad ciudadana y el escrutador debe respetar la intención del votante. La anulación de 932 mil votos es una flagrante violación de este principio. Aunque se acepta el recuento, este se realiza inadecuadamente, sin cotejar con la lista nominal, facilitando el fraude. Una resolución no puede contradecir la letra ni el espíritu de la ley. En este caso, se violenta tanto la ley como sus principios, otorgando la victoria a Rocío Nahle, quien no obtuvo la mayoría de votos. La voluntad mayoritaria expresada en las urnas favorece claramente a Pepe Yunes, y no puede ser anulada por empleados de Morena en los órganos electorales para favorecer a su candidata. Callar el despojo es aceptar la autocracia. Es urgente que todas las voces limpias y democráticas se levanten para restaurar la legalidad y la República. La pregunta sigue siendo qué líder se eregirá.
