Es imposible no decir que la segunda obra insignia de la actual administración está presentando más problemas de los que se pensó inicialmente. Inaugurada con premura, como todas las obras del gobierno, el Tren Maya se ha vuelto una pesadilla. Desde que se anunció su creación, quedaba la duda de qué sucedería si el tren, de pronto se detuviese en medio de la selva, bajo el inclemente sol. Este simple escenario llamaba la atención por saber cómo demonios se resolvería el problema. ¿Varado en medio de la selva, a merced de quién? Y sucedió. Algo no funciona bien en el Tren Maya, obra insignia de Andrés Manuel López Obrador, y ejecutado en gran parte por Javier May Rodríguez, extitular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo y responsable de las obras, quien abandonó el cargo para enrolarse en el proceso electoral en Tabasco. Se detuvo el tren Maya a mitad de la selva, y la gente exigía soluciones, defendía que había pagado un precio por el costo, preguntaba cómo iban a regresar. Los encargados de dar la cara a bordo de los vagones simplemente expresaban excusas sin que pudiesen detener la molestia de los pasajeros, quienes decían, además, que había comprado boleto para la corrida de las siete de la mañana de Cancún a Mérida, los retrasaron hasta las nueve, eran las tres de la tarde, estaban a mitad del camino y además la solución era que un tren vendría para regresarlos al destino inicial. Si esto no es un fracaso ya nada lo será. Debido a las fallas en el Tren Maya, que han obligado a la suspensión de corridas, se suspendió la venta de boletos para viajar en ese medio de transporte. A través de redes sociales se hizo público que en su recorrido el tren presentó avance lento y en un momento el convoy se detuvo por completo, y además se interrumpió el aire acondicionado y se tuvieron que abrir las puertas para que circulará aire. Los pasajeros fueron trasladados a autobuses que los retornaron a Cancún. Fonatur, organismo que coordinó la construcción del Tren Maya, no emitió algún comunicado sobre la situación. Un barril sin fondo del que muchos funcionarios salen beneficiados, pues según reportes periodísticos, el fracaso está consumado y ha costado a México muchos recursos desviados.
El video que circula mostrando a un sicario castigando a un policía de tránsito en Petatlán, Guerrero, es un claro reflejo de la grave situación de seguridad que enfrenta México, particularmente en ciertas regiones dominadas por el crimen organizado. Denota un desprecio flagrante por la ley y el orden y pone de manifiesto la vulnerabilidad y la falta de protección que enfrentan los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. El hecho de que un miembro del crimen organizado castigue públicamente a un policía, presuntamente por no colaborar con actividades ilícitas, es un indicativo de cómo el poder y la influencia de estos grupos han erosionado la autoridad del Estado. Esto no solo socava la confianza en las instituciones gubernamentales, sino que también pone en riesgo la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. La indignación expresada por la ciudadanía en las redes sociales refleja una profunda frustración con la ineficacia gubernamental para abordar el problema del crimen organizado. Las críticas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y a los funcionarios estatales, como la gobernadora Evelyn Salgado, resaltan la percepción de que las autoridades no están haciendo lo suficiente para proteger a los ciudadanos y restaurar el estado de derecho. Esta situación plantea cuestiones importantes sobre la estrategia de seguridad en México y la necesidad de que los líderes políticos prioricen la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos sobre otras agendas políticas. Es brutal ver cómo un policía se somete a los tablazos de un criminal, le ruega y le promete fidelidad. Esto no es solo un acto de violencia aislado, sino un síntoma de problemas más profundos en la estructura de seguridad y gobernabilidad de México. Requiere una respuesta integral que aborde tanto las causas subyacentes de la violencia como la fortaleza y la capacidad de las instituciones del Estado para enfrentar estos desafíos. Es tiempo de que la gobernadora deje de dar los buenos días desde la capital del país enfrascada en una campaña que no le pertenece.
El que Dante Delgado salga a bailar lo más rítmicamente posible, a su edad, no aporta nada a la política nacional, sino motivos para la risa: es absurdo creer que el movimiento naranja es lo nuevo para el país. El Movimiento Ciudadano, liderado por Dante Delgado, un político experimentado nacido en 1950, enfrenta una contradicción interna en su retórica y en su liderazgo. Por un lado, el partido se presenta como una nueva fuerza política, enfocada en la juventud y la renovación, mientras que, por otro lado, está liderado por Delgado, un veterano del sistema político mexicano????. Dante ha tenido una larga carrera en la política, incluyendo cargos importantes en el PRI y en el gobierno, antes de fundar el partido Convergencia, que luego se convirtió en MC??. A pesar de su experiencia, su liderazgo puede ser visto como un desafío a la imagen del partido como una fuerza nueva y revolucionaria, especialmente dado que él mismo ha reconocido que su generación le falló al país??. Por otro lado, MC se ha posicionado como un partido que da voz a las nuevas generaciones, promoviendo a los jóvenes como agentes de cambio y líderes del futuro. Dante Delgado ha enfatizado la importancia de la juventud en la política y ha expresado su confianza en los liderazgos emergentes dentro del partido??. Esta dicotomía presenta un desafío para MC. Por un lado, la experiencia y el conocimiento de Dante Delgado son activos valiosos para cualquier partido político. Por otro lado, su presencia en el liderazgo puede contradecir el mensaje de renovación y cambio que el partido intenta transmitir. Este contraste entre la experiencia de Delgado y la imagen juvenil que MC busca proyectar genera preguntas sobre la coherencia y autenticidad de su mensaje. No se puede ocultar la misión distractora que tiene Movimiento Ciudadano para las elecciones de 2024. Desviar votos que ayuden al oficialismo del que supuestamente están distanciados y abollar en lo posible el proyecto de la oposición. Para eso está Dante Delgado este 2024. De nada sirve que saque sus mejores pasos de baile o que su movimiento se haya vuelto fosforescente. Son los mismos viejos trucos de antaño. Que no te engañen.
