La inflación en México aceleró su paso durante noviembre y alcanzó 3.8% anual, por encima del 3.57% registrado en octubre y arriba de lo previsto por analistas, de acuerdo con datos publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El incremento estuvo impulsado principalmente por el ajuste estacional en tarifas eléctricas y el encarecimiento de algunos alimentos y servicios.
El indicador subyacente, considerado la métrica más estable para evaluar la trayectoria de los precios al excluir bienes de alta volatilidad, también mostró presiones y se ubicó en 4.43% anual, cifra mayor al 4.28% observado el mes previo. Este comportamiento confirma que las presiones inflacionarias persisten en sectores clave de la economía.
Entre los componentes que más incidieron en el alza destacan el aumento de 20.7% en tarifas eléctricas tras el fin del subsidio de verano, así como incrementos en transporte público, alimentos como jitomate y productos consumidos fuera del hogar. Analistas coinciden en que estos factores podrían complicar una baja sostenida de precios hacia 2026.
Aunque la inflación general aún se mantiene dentro del rango de variabilidad del Banco de México, el repunte del componente subyacente podría influir en la postura monetaria del banco central, que en semanas recientes había dejado abierta la posibilidad de nuevos recortes a la tasa de referencia. El dato de noviembre podría frenar ese ciclo.
El comportamiento inflacionario también presiona el poder adquisitivo de los hogares, especialmente en la canasta básica, donde los incrementos de precios han sido más notorios. Expertos advierten que, si estas presiones se prolongan, podrían generar efectos de “segunda ronda”, como ajustes adicionales de precios por parte de empresas ante mayores costos.








