En las primeras horas del martes, un suceso devastador sacudió el Circuito Interior, dejando a su paso una estela de tragedia y desorden. Cerca de la 01:20 horas, un tráiler volcó entre las estaciones Aragón y Oceanía de la Línea 5 del Metro de la Ciudad de México (CDMX). El accidente cobró la vida del conductor del vehículo pesado y ocasionó estragos en la infraestructura del Metro, sumiendo a la vialidad en el caos.
El impacto fue tan severo que los escombros se esparcieron por las vías del tren subterráneo, impidiendo el inicio del servicio habitualmente programado para las 5:00 horas. Ante esta situación, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) se vio obligado a establecer un servicio provisional desde la estación Consulado hasta la terminal Politécnico. Sin embargo, varias estaciones, incluyendo Pantitlán, Hangares, Terminal Aérea, Oceanía, Aragón y Eduardo Molina, quedaron fuera de operación, interrumpiendo el flujo diario de miles de pasajeros.
La magnitud del caos requirió una respuesta coordinada. Un contingente de aproximadamente 70 autobuses de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) se desplegó para suplir el servicio del Metro en el tramo afectado, mientras que la Secretaría de Seguridad Ciudadana también prestó su apoyo con vehículos adicionales.
A pesar de la tragedia, las autoridades informaron tras una exhaustiva inspección que la infraestructura operativa del Metro, como las vías, el sistema de pilotaje automático, las señales y el cableado, no sufrió daños graves. No obstante, por razones de seguridad, se determinó que la malla de protección y el puente peatonal dañados debían ser retirados, una operación que se estima duraría al menos diez horas, según se anunció alrededor de las 10:00 horas.
El luto por la pérdida de una vida se mezcla con la determinación de restaurar la normalidad en este importante corredor de transporte de la capital. Mientras tanto, el eco de este trágico suceso resonará por mucho tiempo en la memoria de los habitantes de la Ciudad de México.
