La reciente tormenta tropical Alberto, que tocó tierra el 19 de junio, ha generado expectativas sobre la recuperación del Sistema Cutzamala, responsable de aproximadamente el 20% del suministro de agua de la Ciudad de México y su área metropolitana.
Sin embargo, la realidad es que, a pesar de las precipitaciones de estos últimos días, el nivel de agua en el sistema no ha logrado recuperarse significativamente.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el sistema actualmente se encuentra al 26% de su capacidad, con solo 203 millones de metros cúbicos almacenados, un nivel notablemente bajo en comparación con el promedio histórico de 58.2%.
Ante este escenario, el Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas (CTOOH) decidió reducir el caudal de entrega de agua en bloque del Sistema Cutzamala. Desde el pasado 22 de junio, el caudal pasó de 7.9 metros cúbicos por segundo (m³/s) a 6.1 m³/s.
Esta medida afectará tanto al Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), que recibirá un 60% menos, como a la Comisión del Agua del Estado de México, que obtendrá un 40% menos de su capacidad.
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Para minimizar el impacto de esta reducción en la población de la Ciudad de México, el SACMEX realiza labores para incorporar 1,865 l/s a la red de distribución mediante la rehabilitación de pozos y el mantenimiento de plantas potabilizadoras desde noviembre de 2023.
Por su parte, la Conagua ha implementado diversas acciones, entre las que destacan la reposición y rehabilitación de pozos, la puesta en marcha de la planta potabilizadora Madín II y la tecnificación en riego, acciones que en conjunto se espera recuperen 1,505 litros por segundo (l/s) a corto plazo y 1,980 l/s en programación futura.
Aunque las lluvias generadas por la tormenta tropical Alberto han sido bien recibidas, la recuperación del Sistema Cutzamala aún está lejos de ser una realidad.
Cabe señalar que autoridades y órganos como el SACMEX mantienen la búsqueda de soluciones a largo plazo para garantizar el suministro de agua y desarrollar infraestructura que permita la gestión y distribución eficiente de este recurso vital.
Asimismo, la población deberá adaptarse a nuevas medidas de reducción en el abastecimiento, ajustando sus hábitos de consumo y adoptando prácticas más sostenibles para garantizar un suministro sostenible a largo plazo.
