Puerto Príncipe, la capital de Haití, quedó prácticamente paralizada este lunes, con escuelas y bancos cerrados, tras la declaración del estado de emergencia debido al asalto por parte de pandillas a una prisión que permitió la fuga de miles de reclusos.
Pocas personas se aventuraron a salir a las calles, apenas para comprar elementos esenciales como agua y combustible, luego del toque de queda decretado la noche del domingo, constataron periodistas de la AFP.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró este lunes «muy preocupado por el rápido deterioro de la situación de seguridad» en Haití.
Guterres «reitera la necesidad de una acción urgente, especialmente para dar apoyo financiero a la misión multinacional de seguridad» respaldada por Naciones Unidas, afirmó su portavoz, Stephane Dujarric.
Exmilitares colombianos bajo custodia
Las pandillas han declarado que quieren la renuncia del primer ministro Ariel Henry, quien ha gobernado esta nación caribeña desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en 2021.
Desde entonces, la presidencia ha estado vacante. Las últimas elecciones se celebraron en 2016.
Restricciones
Henry se encontraba en Kenia para firmar un acuerdo para el envío de policías de esa nación africana como parte de una misión apoyada por la ONU para restablecer el orden, por lo que el secretario de Economía, Patrick Michel Boisvert, debió firmar la declaración de emergencia como primer ministro en ejercicio.
El gobierno indicó que el objetivo de las restricciones es «restablecer el orden y retomar el control de la situación» y que el toque de queda se instauró «debido a la degradación de la situación de seguridad» en Puerto Príncipe.
Los 17 exmilitares colombianos detenidos por el crimen de Moïse y que se encontraban en la prisión asaltada decidieron no huir debido a que fueron amenazados de muerte por una banda criminal, según su abogada Sondra Macollins.