El presidente de Francia, Emmanuel Macron, concluyó este viernes su visita oficial a China con un mensaje firme dirigido tanto a Beijing como a la comunidad internacional: avanzar hacia una salida diplomática al conflicto en Ucrania y atender los “desequilibrios insostenibles” que enfrenta la economía mundial. Durante su encuentro con el presidente chino, Xi Jinping, el mandatario francés insistió en que China puede desempeñar un papel clave para reducir la intensidad de la guerra, en particular mediante una moratoria de ataques contra infraestructura crítica durante el invierno.
Macron también subrayó que la economía global atraviesa tensiones crecientes, derivadas del bajo consumo interno de China, la pérdida de competitividad europea y un déficit comercial con Beijing que calificó de “insostenible”. Advirtió que, aunque Europa debe defender su capacidad productiva, la peor salida sería una guerra comercial entre bloques.
En la visita —a la que acudió acompañado de una delegación empresarial— Francia buscó abrir nuevas vías de cooperación económica y atraer inversiones chinas, al tiempo que reiteró su apuesta por una relación basada en reglas claras y un equilibrio que permita mantener la autonomía estratégica europea. Aunque ambos gobiernos firmaron acuerdos en áreas como tecnología nuclear, envejecimiento poblacional y conservación de especies, no se concretaron grandes pactos comerciales, lo que revela que las negociaciones estructurales continúan abiertas.
Por su parte, Xi Jinping afirmó que China “apoya todos los esfuerzos por la paz” y expresó disposición a seguir dialogando sobre el conflicto en Ucrania, aunque mantuvo la postura de neutralidad que Beijing ha sostenido desde el inicio de la invasión rusa. En el plano económico, el gobierno chino reiteró su intención de fortalecer las relaciones con Europa, pero sin comprometer cambios inmediatos en la balanza comercial.
La visita de Macron se interpreta como un esfuerzo por posicionar a Francia —y a la Unión Europea— como un interlocutor relevante en un entorno geopolítico marcado por tensiones entre China, Estados Unidos y Rusia. Aunque los resultados concretos fueron limitados, el viaje dejó abiertas nuevas mesas de diálogo diplomático y económico que podrían definir la relación entre Europa y China en los próximos años.








