Washington D.C. fue este sábado el escenario de un imponente desfile militar encabezado por el presidente Donald Trump, con motivo del 250 aniversario del Ejército de Estados Unidos. La celebración, que también coincidió con su cumpleaños número 79, incluyó la participación de más de 6 mil soldados, vehículos blindados, aeronaves y espectáculos aéreos, en una jornada que el mandatario definió como un homenaje al patriotismo y a la bandera nacional.
Sin embargo, el acto generó una fuerte respuesta social y política. Miles de personas se manifestaron en la capital y en al menos 1,500 ciudades del país bajo el lema “No Kings”, en rechazo al evento que consideraron una demostración de poder autoritario. Organizaciones civiles y sectores de oposición criticaron el uso de recursos públicos para un desfile que, a su juicio, tuvo un tono personalista y propagandístico. El costo estimado del evento osciló entre 25 y 45 millones de dólares.
Mientras en el National Mall se desplegaban tropas y aviones de combate, en las calles aledañas se alzaban pancartas contra la militarización del espacio público. En ciudades como Los Ángeles y Chicago se reportaron enfrentamientos aislados entre manifestantes y fuerzas del orden. La jornada, marcada por la división, reflejó el tenso clima político que vive Estados Unidos bajo el liderazgo de Trump, con celebraciones oficiales y protestas multitudinarias conviviendo en un mismo día.