Julian Assange, fundador de WikiLeaks, fue recibido con entusiasmo al llegar al aeropuerto de Canberra el miércoles por la noche, luego de declararse culpable en un acuerdo que pone fin a una batalla legal de 14 años por cargos de espionaje estadounidense.
Assange, quien desembarcó de un avión privado, fue recibido por medios de comunicación y partidarios que lo vitorearon. Besó apasionadamente a su esposa Stella y abrazó a su padre antes de dirigirse al edificio de la terminal con su equipo legal. Aunque no habló públicamente ni asistió a una conferencia de prensa de WikiLeaks en Canberra, su esposa mencionó que necesita tiempo para recuperarse y redescubrir su libertad.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, que ha abogado por la liberación de Assange durante años, conversó con él telefónicamente tras su llegada, destacando la gratitud de Assange hacia los esfuerzos del gobierno australiano.
Assange enfrentó años de encarcelamiento en una prisión británica y asilo en la embajada de Ecuador en Londres antes de su liberación. El acuerdo legal lo vio declararse culpable de un cargo de conspiración para obtener y divulgar documentos clasificados, bajo la creencia de que estaba protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU., aunque reconoció la violación del estatuto de espionaje.
Sus partidarios lo consideran un defensor de la libertad de expresión, mientras que críticos lo acusan de poner en riesgo a agentes con la publicación de documentos clasificados.
