Ciudad de México, 1 de septiembre de 2025 — La presencia de Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización de Morena e hijo del expresidente López Obrador, se convirtió en uno de los episodios más comentados durante el Primer Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum. Tras semanas de polémica por un viaje a Japón que lo colocó en el centro de críticas sobre austeridad y congruencia, López Beltrán reapareció públicamente en el Patio de Honor de Palacio Nacional, en medio de la cúpula política del país.
El dirigente partidista fue captado en la quinta fila, acompañado de figuras como Luisa María Alcalde, dirigente nacional de Morena, y la secretaria general del partido, Carolina Rangel. Saludó a legisladores y funcionarios, pero evitó hacer declaraciones a la prensa. Su regreso ocurre luego de que defendiera públicamente que el polémico viaje a Tokio fue costeado con recursos propios, mientras acusó a la oposición de promover una campaña de linchamiento político basada en “odio y clasismo”.
La reaparición de “Andy” refuerza su peso dentro de Morena, aunque también reaviva cuestionamientos sobre los contrastes entre la narrativa oficial de austeridad y la vida personal de quienes ocupan posiciones estratégicas en el partido. Apenas semanas atrás, la propia presidenta Sheinbaum había recordado a sus colaboradores que “el poder se ejerce con humildad y sencillez”, un mensaje que analistas interpretaron como dirigido al hijo del exmandatario.
En el plano político, su asistencia al Informe fue leída como un gesto de respaldo interno a la presidenta, pero también como un recordatorio de las tensiones que persisten en torno al rol del círculo familiar de López Obrador en la vida pública. Con su regreso a la escena, López Beltrán vuelve a ocupar un lugar visible en la operación política de Morena, en un contexto donde la imagen pública y la congruencia se han convertido en parte esencial del debate nacional.