El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford, el buque de guerra más grande del mundo, en aguas del mar Caribe, como parte de una estrategia para reforzar la presencia militar estadounidense en la región. El Pentágono informó que el movimiento responde a la necesidad de “vigilar e interrumpir actividades ilícitas que amenazan la seguridad y prosperidad del hemisferio occidental”, en referencia a operaciones contra el narcotráfico y el crimen organizado.
De acuerdo con el Departamento de Defensa, el portaaviones estará acompañado por destructores, un crucero y varias aeronaves de combate, sumando más de cinco mil efectivos en la misión coordinada por el Comando Sur (Southcom). La operación se enmarca en la campaña del gobierno de Trump para intensificar las acciones militares contra las redes de narcotráfico en América Latina, tras recientes enfrentamientos con lanchas rápidas vinculadas al grupo Tren de Aragua.
El despliegue ha generado una fuerte reacción del gobierno de Venezuela, que calificó la medida como una “provocación y amenaza directa” a su soberanía. El presidente Nicolás Maduro anunció ejercicios militares y la movilización de tropas costeras, mientras el Palacio de Miraflores acusó a Washington de “utilizar la lucha antidrogas como pretexto para una intervención”. Por su parte, la Casa Blanca sostuvo que la misión busca “garantizar la estabilidad regional” y reafirmó su derecho a actuar contra amenazas que afecten la seguridad de Estados Unidos y sus aliados.
